Alcatraz de caimanes, un error: Claudia
- Karla Hernandez
- 2 jul
- 2 Min. de lectura
Se les revertirá: la cárcel para migrantes en Florida
Tratar a los migrantes como criminales no solo viola derechos humanos, sino que dañará la economía estadounidense
MARCOS H. VALERIO
En un mundo que debería avanzar hacia la cooperación y la justicia, la decisión del gobierno de Florida de impulsar la construcción del llamado “Alcatraz de los caimanes”, una cárcel destinada a confinar a migrantes, representa un retroceso alarmante.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, no ha dudado en alzar la voz contra este proyecto, dejando claro que tratar a los migrantes como criminales no solo es una violación flagrante de los derechos humanos, sino también un error estratégico que se revertirá contra la economía de Estados Unidos.
Desde “La Mañanera del pueblo”, Sheinbaum ha enviado un mensaje contundente: los migrantes son un pilar fundamental de la prosperidad estadounidense, y criminalizarlos tendrá consecuencias que Florida, y el país entero, lamentarán.
El “Alcatraz de los caimanes” es más que un nombre provocador; es un símbolo de la creciente hostilidad hacia los migrantes en ciertos sectores de Estados Unidos.
Este proyecto, impulsado por el gobierno de Florida bajo el liderazgo del gobernador Ron DeSantis, busca establecer un centro de detención de alta seguridad en una zona pantanosa del estado, con capacidad para miles de migrantes indocumentados.
La retórica que acompaña la iniciativa no deja lugar a dudas: se pretende tratar a los migrantes como una amenaza, encerrándolos en condiciones que evocan las peores prácticas de reclusión.
La sola idea de un “Alcatraz” moderno, rodeado de caimanes, es un recordatorio de cómo el miedo y la xenofobia pueden traducirse en políticas que deshumanizan a quienes buscan una vida mejor.
La presidenta Sheinbaum, con la claridad que caracteriza su liderazgo, ha rechazado de tajo esta iniciativa. “No estoy de acuerdo en que se les trate como criminales”, afirmó en su conferencia matutina. Y no podría estar más en lo cierto.
Los migrantes, lejos de ser una carga, son un motor esencial de la economía estadounidense.
Según datos del American Immigration Council, los inmigrantes representan el 17% de la fuerza laboral en Estados Unidos, ocupando roles clave en sectores como la agricultura, la construcción, la tecnología y los servicios.
En Florida, un estado con una economía profundamente dependiente del trabajo migrante, los indocumentados aportan miles de millones de dólares al PIB estatal, desde los campos agrícolas de Immokalee hasta los hoteles y restaurantes de Miami.
Sheinbaum lo expresó con precisión: “Ellos son muy importantes para la economía de Estados Unidos”. Criminalizar a esta población no solo es moralmente inaceptable, sino también económicamente suicida
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