“Alito” siente el peso del desafuero y enfurece
- Karla Hernandez
- 27 ago
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Ring improvisado en el Senado; Noroña recibe un golpe en el cuello
“Me golpeó y me dijo que me iba a matar”, denunció el morenista al priista de sus actos porriles
MARCOS H. VALERIO
La casona de Xicoténcatl, venerable sede del Senado, se transformó en un lamentable cuadrilátero donde la política mexicana tocó fondo. Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, líder del PRI, protagonizó un espectáculo bochornoso al agredir físicamente al senador Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva.
Lejos de ser un mero arranque pasional o calor legislativo, el manotazo del campechano parece un intento desesperado por desviar la atención de un destino que lo acecha: el desafuero que pende sobre su cabeza. Con la furia de quien siente el suelo desmoronarse, “Alito” no solo golpeó a Noroña, sino también la dignidad de una institución que merece debates, no puñetazos.
El altercado, surgido en la última sesión de la Comisión Permanente, revela el nerviosismo de un líder acorralado.
La negativa de Noroña a cederle la palabra, tras un acuerdo roto en la Junta de Coordinación Política, fue el detonante para que “Alito” Moreno subiera a la tribuna y, como un “porro” que es y en busca de reflectores, desatara empujones y un golpe al cuello del morenista.
Analistas coinciden: Detrás de esta bravuconada yace el temor del campechano a las acusaciones de enriquecimiento ilícito y un presunto desvío de 83 millones de pesos, según la Fiscalía Anticorrupción de Campeche. Su bancada, debilitada por deserciones como la del senador Néstor Camarillo, no hace más que agravar su sensación de vulnerabilidad.
Este episodio no es solo un exabrupto; es el retrato de un político en declive que, ante la falta de argumentos, recurre a la violencia como último recurso. Las imágenes del forcejeo, viralizadas en redes, han desatado una condena unánime y avivado el clamor por sanciones.
Mientras “Alito” acusa a Noroña de provocarlo, la evidencia lo señala como el agresor. México no merece este circo. La política exige ideas, no golpes, y el PRI, alguna vez gigante, no puede seguir liderado por quien confunde el Senado con un ring. El desafuero de Moreno Cárdenas parece cada vez más cerca, y su reacción solo confirma que, en su ocaso, prefiere pelear a rendir cuentas.
ACTO PORRIL
La última sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, que debía cerrar con solemnidad el segundo receso legislativo, se transformó en un caos. El conflicto tuvo su origen en una disputa aparentemente sencilla: La negativa de Fernández Noroña a otorgar la palabra a los legisladores del PRI, encabezados por “Alito” Moreno, para emitir un posicionamiento final, un acuerdo previamente pactado en la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
Este acto, interpretado como un desplante por el líder priista, desató su furia y lo llevó a subir a la tribuna para confrontar al morenista.
El ambiente ya estaba caldeado antes del altercado. Durante la sesión, las bancadas de MORENA, PRI y PAN intercambiaron señalamientos graves. Los morenistas acusaron a la oposición de promover una supuesta intervención militar estadounidense en México, mientras que el PRI y el PAN replicaron con denuncias de complicidad de MORENA con el crimen organizado.
En este contexto de crispación, la negativa de Noroña a ceder la palabra fue la chispa que encendió el fuego. “Te estoy pidiendo la palabra”, gritó el campechano, según testigos, mientras se acercaba a la Mesa Directiva. Noroña, con su característica vehemencia, respondió con un “no me toques”, pero el priista no retrocedió.
Las imágenes captadas por las cámaras muestran el momento exacto en que la discusión verbal cruza la línea hacia la violencia. “Alito” Moreno, visiblemente alterado, empuja con fuerza a Fernández Noroña, quien responde con un manotazo.
En segundos, el forcejeo escala: Un colaborador del Senado, identificado como Emiliano, cae al suelo tras ser empujado por el líder del PRI, mientras otros legisladores intentaron intervenir.
La diputada morenista Dolores Padierna y el senador del PVEM, Jorge Carlos Ramírez Marín, se interponen para evitar una tragedia mayor, pero el daño ya estaba hecho. En redes sociales, el video del altercado se viralizó, acompañado de críticas que señalan a “Alito” Moreno como el agresor principal.
“Me golpeó y me dijo que me iba a matar”, denunció Noroña más tarde en una entrevista, mientras que en sus redes sociales acusó a los priistas de actuar como “montoneros”.
TRASFONDO DE LA FURIA
El trasfondo de la furia de “Alito” Moreno parece ir más allá de una simple negativa a hablar en tribuna. El líder del PRI enfrenta un panorama político adverso: la reciente salida del senador Néstor Camarillo de la Mesa Directiva del Senado debilitó aún más a su bancada, y las acusaciones de enriquecimiento ilícito y desvío de recursos en su contra, incluyendo una nueva solicitud de desafuero por parte de la Fiscalía Anticorrupción de Campeche por un presunto desvío de 83 millones de pesos, lo tienen contra las cuerdas.
La percepción de que su liderazgo está en declive y que su inmunidad parlamentaria podría desvanecerse pronto parece haberlo llevado a un punto de ebullición, donde un gesto de autoridad como el de Noroña se convirtió en el blanco de su frustración.


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