Cuando “El Mayo” canta, los prianistas tiemblan
- Karla Hernandez
- 25 ago
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Zambada se declara culpable y pone en jaque a las élites políticas del pasado
Tras un acuerdo con la Fiscalía de Estados Unidos que descarta la pena de muerte, el capo parece dispuesto a abrir la boca
MARCOS H. VALERIO
La noticia sacude como un trueno en el desierto: Ismael “El Mayo” Zambada, el mítico cofundador del Cártel de Sinaloa, se declarará culpable ante la Corte Federal de Nueva York por dos cargos, relacionados con empresa criminal continua y conspiración para mantener una organización delictiva.
A sus 77 años, y tras un acuerdo con la Fiscalía de Estados Unidos que descarta la pena de muerte, el capo parece dispuesto a abrir la boca. Y cuando “El Mayo” canta, los prianistas —y no pocos panistas— tiemblan.Zambada, entregado en julio de 2024 por Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, no es un pez pequeño.
Durante más de medio siglo, acumuló 17 cargos por narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas, tejiendo una red que, según se dice, tocó los más altos círculos del poder en México. Su decisión de negociar con la justicia estadounidense, evitando un juicio a cambio de información sensible, no solo pone en riesgo su propia leyenda, sino que amenaza con destapar cloacas que muchos preferirían mantener selladas.
La historia no es nueva. Su hijo, Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, ya demostró en 2019 que la lengua de un Zambada puede ser más peligrosa que sus armas, cuando colaboró con la Fiscalía de Estados Unidos en el juicio contra “El Chapo”. Ahora, con “El Mayo” dispuesto a soltar lo que sabe, el nerviosismo recorre los pasillos de la política mexicana.
Los nombres que podría mencionar, las conexiones que podría revelar, tienen a más de un exgobernador, exfuncionario o empresario prianista sudando frío. Porque si alguien conoce los hilos que conectan el narco con el poder, ese es Zambada, un hombre que operó durante décadas con una astucia que lo mantuvo casi intocable.
El acuerdo de culpabilidad, que incluye posibles beneficios como evitar un penal de máxima seguridad o una condena reducida, no es solo un salvavidas para “El Mayo”. Es una bomba de tiempo para aquellos que, desde las sombras, se beneficiaron de su imperio.
El juez Brian M. Cogan, encargado de fijar la sentencia en un plazo que podría extenderse seis meses, tendrá en sus manos el peso de la información que Zambada entregue. Y la Fiscalía, que analizará cada palabra del capo, sabe que lo que revele podría redibujar el mapa de la complicidad política en México.
Mientras los prianistas cruzan los dedos, la pregunta no es si “El Mayo” hablará, sino cuánto y sobre quiénes. Su silencio fue su fortaleza; su voz, ahora, puede ser el terremoto que derrumbe los castillos de naipes construidos por las élites.
En este juego de traiciones, donde el narco y la política se han entrelazado por décadas, el canto de Zambada no solo promete justicia, sino un ajuste de cuentas que podría cambiarlo todo. Que tiemblen los que tengan algo que ocultar
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