Encapuchados violentos traiciona memoria del 68
- Karla Hernandez
- 3 oct
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Actos vandálicos deshonran el espíritu de la marcha del 2 de octubre
Amenazan el tejido social
MARCOS H. VALERIO
En la Ciudad de México, la marcha conmemorativa por los 57 años de la matanza de Tlatelolco, un clamor histórico por justicia y memoria, fue empañada por la furia irracional de más de 350 encapuchados, presuntos integrantes del autodenominado "bloque negro", quienes atacaron con petardos, proyectiles y fuego a policías, comercios y mobiliario urbano.
Este despliegue de violencia, que dejó 94 agentes lesionados —tres de gravedad— y daños a negocios y estaciones del Metro y Metrobús, no solo traiciona el espíritu del 2 de octubre, sino que socava el derecho de los capitalinos a una convivencia pacífica.
Esconderse tras un pasamontañas para sembrar caos no es rebeldía; es una afrenta a la memoria de los estudiantes caídos y a las familias que dependen de los comercios agredidos.
La Ciudad de México, cuna de luchas sociales legítimas, no puede tolerar que un grupo minoritario de vándalos secuestre una causa histórica para justificar saqueos y agresiones.
Según el secretario de Gobierno, César Cravioto Romero, los 10 mil asistentes a la marcha fueron opacados por los destrozos de estos encapuchados, que incluyeron el robo a una joyería en el Centro Histórico y daños a infraestructura pública y privada.
Por su parte, la COPARMEX que representa a empresarios y comerciantes, ha condenado con firmeza estos actos, destacando que los negocios atacados son el sustento de miles de familias.
La violencia irracional, lejos de ser un grito de justicia, es un ataque directo al empleo y a la estabilidad económica de quienes día a día levantan la cortina con esfuerzo.
En tanto, el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Pablo Vázquez Camacho, reportó una detención y el inicio de carpetas de investigación contra los agresores, un paso necesario para que nadie quede por encima de la ley.
Sin embargo, la respuesta no debe limitarse a la contención policial. La sociedad mexicana, y en particular los capitalinos, merecen un diálogo constructivo que procese las diferencias sin recurrir a la barbarie.
Como señaló la COPARMEX, la solución está en la razón, la palabra y la cooperación, no en el fuego de los petardos ni en los rostros ocultos. La labor de las fuerzas de seguridad, que enfrentaron las agresiones con mesura para evitar una escalada mayor, merece reconocimiento, pero también un respaldo social que rechace categóricamente estas prácticas
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