Es tiempo de mujeres y de transformar México

Primera presidenta de México reflexiona sobre su primer año

La lucha por la justicia y el empoderamiento femenino en un país que recupera su dignidad

MARCOS H. VALERIO

En el corazón de Palacio Nacional, donde los ecos de la historia resuenan en cada rincón, Claudia Sheinbaum Pardo, la primera presidenta de México, alza la voz para proclamar que este es el tiempo de las mujeres.

En su documental Los primeros 365 días, la transformación avanza, compartido en redes sociales, reflexiona sobre su primer año al frente del Ejecutivo Federal, un periodo marcado por retos, victorias y una convicción inquebrantable: La Cuarta Transformación es un proyecto de dignidad, y las mujeres son su fuerza motriz.

“Es tiempo de mujeres. Y llegamos todas”, sentencia Sheinbaum con una certeza que resuena como un eco de las luchas históricas de México. Desde su infancia, cuando su madre la llevaba a recorrer sitios arqueológicos y a conocer a mujeres artesanas que tejían huipiles, la presidenta entendió que la grandeza de este país está en su pueblo, en sus mujeres que, con manos y corazones, han tejido identidad, memoria y resistencia.

Hoy, desde el máximo cargo, honra ese legado, empoderando a niñas, jóvenes y adultas mayores, y reconociendo a las artesanas amuzgas que, en Guerrero, reciben créditos a la palabra para vivir con bienestar.

El documental es un viaje íntimo y poderoso. Sheinbaum, con la humildad que la caracteriza, narra su experiencia como la primera mujer en la Presidencia, un hito que trasciende lo personal para convertirse en un símbolo colectivo.

“Llegamos todas”, repite, y no es una frase vacía. En su primer año, ha recorrido los 32 estados, tocando la tierra de los pueblos originarios, escuchando sus anhelos y consolidando planes de justicia para comunidades indígenas y afrodescendientes.

Su cercanía con la gente, un bálsamo que la mantiene anclada a la realidad, es herencia de su mentor, Andrés Manuel López Obrador, quien le insistió: “No dejes de salir todos los fines de semana”. Y ella no ha parado.

El México que describe Sheinbaum es uno en transformación. En 13.5 millones de personas han salido de la pobreza en seis años, los programas de bienestar son ahora derechos constitucionales, y la riqueza se distribuye con salarios más justos. Pero su visión va más allá de lo económico: Es una revolución de valores.

“No hay nada más poderoso que la convicción política. Es similar al amor”, afirma, comparando la fuerza que impulsa su gobierno con el cariño que profesa por el pueblo. Desde la defensa de la soberanía frente a los aranceles propuestos por Donald Trump hasta el rechazo tajante a intervenciones extranjeras, Sheinbaum ha demostrado que gobernar es defender, proteger y construir.

Las mujeres, dice, ven la realidad desde una perspectiva única. Ser madre, abuela, hija, le ha dado un enfoque protector, una sensibilidad que se refleja en cada decisión. En el documental, recuerda a las artesanas amuzgas, a las luchadoras de Atenco, a las que han dado la vida por un México más justo.

“Es tiempo de mujeres”, insiste, y su mandato lo demuestra: gobernadoras, presidentas municipales, diputadas y ministras de la Suprema Corte, son parte de esta revolución que empodera y da voz a quienes históricamente fueron silenciadas.

No todo ha sido sencillo. Sheinbaum enfrentó prejuicios que cuestionaban su capacidad por ser mujer, rumores de que recibía órdenes diarias por teléfono. Pero su respuesta ha sido clara: trabajo incansable, obsesión por los detalles y una visión humanista.

Desde el Plan México, que busca reducir importaciones y fomentar la producción local, hasta la construcción de infraestructura como un puente ferroviario único en el mundo, su gobierno apuesta por un país soberano, sustentable y equitativo. “El recurso del pueblo se regresa al pueblo”, asegura, dejando atrás un régimen de corrupción y privilegios.

En un país donde las mujeres siempre han estado en la primera fila de la lucha, Sheinbaum no solo lidera, sino que inspira. Cada niña que la ve, cada joven que sueña, encuentra en ella un reflejo de lo posible.

“Es tiempo de mujeres”, proclama, y su mandato es una promesa: no habrá límites para lo que las mexicanas pueden lograr. México, bajo su liderazgo, no solo avanza; se transforma con la fuerza de un pueblo unido y el corazón de sus mujeres