Hipocresía de Oposición, dan lecciones de moral desde Pantano
- Karla Hernandez
- 11 ago
- 2 Min. de lectura
Cuando los señalados por corrupción se visten de ética, cinismo se desborda: Claudia
Panismo, presume ser la “voz de la moral”, no se queda atrás. Su coordinador en el Senado, Ricardo Anaya Cortés, es un caso paradigmático
MARCOS H. VALERIO
En México, la política a veces parece un circo donde los trapecistas de la moral caen estrepitosamente, pero insisten en dar lecciones desde el suelo. Y en este espectáculo, la oposición se lleva el reflector por su descarada hipocresía, afirmó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Tomemos, por ejemplo, al presidente del PRI, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, quien, no contento con los señalamientos de enriquecimiento ilícito que lo persiguen –una casa de 80 millones, un avión privado, una colección de McLaren–, decide irse a Estados Unidos a denunciar, sin pruebas, al gobierno mexicano. Un acto que, además de temerario, huele a traición. ¿Vende patria? Las evidencias de su opulencia sin justificar apuntan a que el corrupto ya estaba en casa.
Pero el PRI no está solo en este lodazal. El PAN, que presume ser la “voz de la moral”, no se queda atrás. Su coordinador en el Senado, Ricardo Anaya Cortés, es un caso paradigmático.
Anaya, quien nunca pudo aclarar las acusaciones de fraude en Querétaro, optó por huir a Estados Unidos durante seis años, viviendo cómodamente mientras los señalamientos en su contra se acumulaban.
Ahora, regresó como senador plurinominal, amparado por el fuero, y tiene el descaro de presentarse como paladín de la ética. ¿Con qué autoridad moral da lecciones alguien que evadió la justicia y reaparece como si nada?
Durante su conferencia de “La Mañanera del Pueblo”, señaló: Y qué decir del presidente nacional del PAN, Jorge Romero Herrera, señalado como el artífice del escandaloso cártel inmobiliario en la Alcaldía Benito Juárez.
Este esquema, ya investigado y con detenidos, consistía en violar las normas de uso de suelo para permitir la construcción de pisos adicionales a cambio de “moches”. Empresarios inmobiliarios han confesado, e incluso han devuelto propiedades como parte de las investigaciones.
El modus operandi está claro: corrupción pura y dura. Y, sin embargo, Romero, al igual que Anaya, se atreve a subir al púlpito a predicar sobre valores.
Es inaceptable que quienes han sido señalados por actos tan graves se presenten como defensores de la justicia y la transparencia. La oposición no solo carece de credibilidad, sino que insulta la inteligencia de los mexicanos al pretender que olvidemos su historial.
Mientras tanto, en el movimiento que encabeza Morena, la premisa es clara: el poder debe usarse para ayudar, no para dañar. La humildad, la sencillez y la cercanía con el pueblo son principios irrenunciables.
No se trata de imponer un pensamiento único, como hacían los partidos de antaño, donde disentir significaba expulsión. Aquí hay unidad, pero también libertad para debatir y construir, concluyó la presidenta
Comentarios