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Politiza Salinas Pliego deuda fiscal

  • Foto del escritor: Karla Hernandez
    Karla Hernandez
  • 30 sept
  • 4 Min. de lectura

Mientras evade responsabilidades en México y EU


Desde Palacio Nacional, Sheinbaum desnudó la estrategia del empresario



MARCOS H. VALERIO



Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más ricos de México, ha decidido llevar su batalla fiscal al escenario internacional, pero no precisamente para saldar cuentas. En una reciente entrevista en Fox Business, el presidente de Grupo Salinas optó por victimizarse, lanzando críticas al gobierno mexicano mientras evade el elefante en la habitación: Una deuda fiscal estimada en 74 mil millones de pesos en México, además de pendientes financieros en Estados Unidos.


La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no se hizo esperar: “Las deudas no se politizan, se pagan. Así de sencillo”.


Desde Palacio Nacional, Sheinbaum desnudó la estrategia del empresario. Mientras Salinas Pliego acusa al gobierno de ineptitud y complicidad en temas de inseguridad y salud, utiliza su propia televisora en México para criticar diariamente a la administración, pero prefiere ir a medios afines a Donald Trump, como Fox News, para tejer una narrativa de persecución.


“¿Cómo ir a Estados Unidos a decir mentiras?”, cuestionó la mandataria con un dejo de ironía, recordando que el magnate también enfrenta deudas en el país vecino. Incluso reveló haber recibido una carta de acreedores estadounidenses que buscan reunirse con ella para abordar los impagos de Salinas.


“Debe aquí, debe allá, debe acullá”, sentenció. El caso de Salinas Pliego no es solo un asunto de números rojos. Pone en el centro del debate una práctica recurrente entre los grandes deudores fiscales: el abuso de la ley de amparo. Sheinbaum señaló con claridad que este instrumento, diseñado para proteger derechos, ha sido manipulado por quienes tienen recursos para prolongar litigios indefinidamente, evadiendo sus obligaciones con el fisco.


“Imagínense, si no se modifica la ley de amparo, los deudores fiscales seguirán abusando”, advirtió, abogando por una reforma que agilice la justicia y la haga más equitativa, especialmente para los más necesitados. La actitud de Salinas Pliego, quien se presenta como víctima mientras acumula deudas en dos países, refleja una vieja táctica: desviar la atención con ruido mediático para eludir responsabilidades.


Sus declaraciones en Fox Business sobre hospitales colapsados e inseguridad desenfrenada no solo son exageraciones, sino un intento burdo de politizar un asunto que debería resolverse en los tribunales, no en los titulares.


La presidenta lo dejó claro: estar en desacuerdo con el gobierno es un derecho, pero cumplir con la ley es una obligación. El contraste no podría ser más evidente.


Mientras el gobierno busca garantizar que los recursos fiscales lleguen a quienes más los necesitan, personajes como Salinas Pliego se escudan en amparos y narrativas de victimización.


La reforma a la ley de amparo que propone Sheinbaum no solo es necesaria, sino urgente. Es hora de que los magnates que deben “aquí, allá y acullá” dejen de jugar a la víctima y enfrenten sus deudas. Porque, como bien dijo la presidenta, las deudas no se discuten en entrevistas: se pagan



Desde Palacio Nacional, Sheinbaum desnudó la estrategia del empresario



MARCOS H. VALERIO



Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más ricos de México, ha decidido llevar su batalla fiscal al escenario internacional, pero no precisamente para saldar cuentas. En una reciente entrevista en Fox Business, el presidente de Grupo Salinas optó por victimizarse, lanzando críticas al gobierno mexicano mientras evade el elefante en la habitación: Una deuda fiscal estimada en 74 mil millones de pesos en México, además de pendientes financieros en Estados Unidos.


La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no se hizo esperar: “Las deudas no se politizan, se pagan. Así de sencillo”.


Desde Palacio Nacional, Sheinbaum desnudó la estrategia del empresario. Mientras Salinas Pliego acusa al gobierno de ineptitud y complicidad en temas de inseguridad y salud, utiliza su propia televisora en México para criticar diariamente a la administración, pero prefiere ir a medios afines a Donald Trump, como Fox News, para tejer una narrativa de persecución.


“¿Cómo ir a Estados Unidos a decir mentiras?”, cuestionó la mandataria con un dejo de ironía, recordando que el magnate también enfrenta deudas en el país vecino. Incluso reveló haber recibido una carta de acreedores estadounidenses que buscan reunirse con ella para abordar los impagos de Salinas.


“Debe aquí, debe allá, debe acullá”, sentenció. El caso de Salinas Pliego no es solo un asunto de números rojos. Pone en el centro del debate una práctica recurrente entre los grandes deudores fiscales: el abuso de la ley de amparo. Sheinbaum señaló con claridad que este instrumento, diseñado para proteger derechos, ha sido manipulado por quienes tienen recursos para prolongar litigios indefinidamente, evadiendo sus obligaciones con el fisco.


“Imagínense, si no se modifica la ley de amparo, los deudores fiscales seguirán abusando”, advirtió, abogando por una reforma que agilice la justicia y la haga más equitativa, especialmente para los más necesitados. La actitud de Salinas Pliego, quien se presenta como víctima mientras acumula deudas en dos países, refleja una vieja táctica: desviar la atención con ruido mediático para eludir responsabilidades.


Sus declaraciones en Fox Business sobre hospitales colapsados e inseguridad desenfrenada no solo son exageraciones, sino un intento burdo de politizar un asunto que debería resolverse en los tribunales, no en los titulares.


La presidenta lo dejó claro: estar en desacuerdo con el gobierno es un derecho, pero cumplir con la ley es una obligación. El contraste no podría ser más evidente.


Mientras el gobierno busca garantizar que los recursos fiscales lleguen a quienes más los necesitan, personajes como Salinas Pliego se escudan en amparos y narrativas de victimización.


La reforma a la ley de amparo que propone Sheinbaum no solo es necesaria, sino urgente. Es hora de que los magnates que deben “aquí, allá y acullá” dejen de jugar a la víctima y enfrenten sus deudas. Porque, como bien dijo la presidenta, las deudas no se discuten en entrevistas: se pagan

 
 
 

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