Ovidio pone a temblar al prianismo

Ponen sus barbas a remojar; son espejo turbio de la complicidad

Declaraciones de Ovidio Guzmán en Chicago podrían destapar los vínculos históricos de PRI y PAN con crimen organizado

MARCOS H. VALERIO

La noticia de que Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, se declarará culpable de narcotráfico en una corte de Chicago, ha desatado un torbellino de especulaciones. Sin embargo, como bien señaló el senador Gerardo Fernández Noroña, quienes deberían estar temblando son los del PRI y el PAN, partidos con un historial de nexos con el crimen organizado que ningún maquillaje político puede ocultar.

Mientras el prianismo se tambalea ante la posibilidad de que Guzmán revele detalles comprometedores, sus intentos de desviar la atención hacia MORENA son tan burdos como desesperados.

La historia del PRI y el PAN está manchada por escándalos que no son mera anécdota, sino evidencia de una relación estructural con el narco. Desde los exgobernadores priistas encarcelados por corrupción y nexos con el crimen, hasta el caso de Genaro García Luna, el exsecretario de Seguridad Pública panista condenado por proteger al Cártel de Sinaloa, el prianismo ha demostrado ser un engranaje clave en la maquinaria del narcotráfico.

Las acusaciones contra MORENA, en cambio, carecen de pruebas y se sostienen en el eco de una narrativa gastada que busca equiparar a todos en el lodo. Como dijo Noroña, “esa no se la creen ni ustedes”.

Mientras el PRI de “Alito” Moreno y el PAN se hunden en su propio descrédito, la sociedad mexicana exige que las declaraciones de Guzmán sirvan para desmantelar de una vez por todas las redes de complicidad que han saqueado y ensangrentado al país por décadas. Es hora de que el prianismo rinda cuentas, sin excusas ni cortinas de humo.

GOLPE A LA CREDIBILIDAD DEL PRI Y EL PAN

El acuerdo de Guzmán con Estados Unidos, que incluye la entrega de información sobre las operaciones del Cártel de Sinaloa, podría exponer nombres de políticos priistas y panistas que han facilitado o encubierto actividades delictivas, desde contratos gubernamentales hasta protección a líderes criminales.

Esta revelación amenaza con erosionar aún más la credibilidad de ambos partidos, ya debilitados por escándalos como los de exgobernadores priistas encarcelados y legisladores panistas ligados a redes de corrupción.

Mientras el PRI de “Alito” Moreno y el PAN intentan desviar la atención hacia Morena, las palabras de Noroña resuenan: “Que suelte toda la sopa”. La sociedad mexicana espera que estas declaraciones sirvan para desmantelar las redes de complicidad que han permitido al crimen organizado infiltrarse en la política, exigiendo justicia y transparencia a un prianismo que parece acorralado por su propio pasado