¿Quién está detrás y qué buscan?
- Karla Hernandez
- hace 5 días
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Pregunta la presidenta respecto a la violencia del 2 de octubre en CDMX
No es casualidad que, como se mencionó, figuras como Claudio X. González aprovecharan el momento para lanzar mensajes que incitan al descrédito de 4T: Sheinbaum
MARCOS H. VALERIO
La presidenta de México, Claudia Sheinbuam Pardo, calificó como provocaciones los actos violentos durante la marcha del 2 de octubre. “¿De qué sirve esta violencia? ¿A quién le sirve? ¿Qué buscaba este grupo que lleva cubierta la cara? ¿Por qué hacen estas manifestaciones en una ciudad de libertades?”, cuestionó. Además, señaló que, a su juicio, el objetivo de estos grupos era generar un enfrentamiento con la policía y señalar al gobierno como represor de estudiantes.
Expresó su respaldo a los policías que resultaron heridos, destacando su contención frente a la provocación. “Es increíble cómo contuvieron sin caer en la provocación”, dijo. Subrayó que las acciones de estos grupos constituyen delitos y que la Fiscalía de la Ciudad de México deberá identificar a los responsables para determinar quiénes agredieron directamente a los oficiales.
“La pregunta que surge, y que no puede quedarse sin respuesta, es clara: ¿qué buscaban? ¿A quién beneficia esta provocación en una ciudad que se precia de ser un bastión de libertades?”, afirmó la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
La narrativa que intentaron construir es evidente: equiparar al gobierno actual con el régimen represor de hace más de medio siglo. Querían un titular que gritara "represión" para alimentar una agenda que, curiosamente, parece alinearse con intereses de la derecha más recalcitrante.
No es casualidad que, como se mencionó, figuras como Claudio X. González aprovecharan el momento para lanzar mensajes que incitan al descrédito del gobierno de la Cuarta Transformación.
Los extremos, como bien se señaló, a veces se encuentran en un punto de conveniencia mutua.
La respuesta de la policía capitalina merece reconocimiento. Frente a agresiones directas, con heridos en sus filas y un periodista en estado delicado, su contención fue admirable.
No cayeron en la trampa de la provocación, evitando así alimentar la narrativa que los violentos buscaban. Sin embargo, esto no significa que el asunto deba quedar en el olvido.
La Fiscalía de la Ciudad de México tiene ahora la responsabilidad de identificar a los responsables, no solo para sancionar los delitos cometidos, sino para desentrañar quiénes están detrás de estos grupos. ¿Quién los financia? ¿Qué intereses representan? Estas preguntas no pueden responderse con especulaciones, sino con una investigación rigurosa.
Asimismo, la Ciudad de México, como se reiteró, es un espacio de libertades, y México, un país que las defiende. Las manifestaciones pacíficas son un derecho inalienable, pero la violencia, el ataque a personas, periodistas y policías, no tiene cabida. La ciudadanía merece claridad sobre las intenciones de estos grupos y sus posibles vínculos.
Porque, como bien se apuntó, los radicales y la derecha a veces caminan de la mano, y ese contubernio no debe pasar desapercibido.
El llamado es claro: que las protestas sean pacíficas, que la justicia actúe con firmeza y que la sociedad mexicana reflexione sobre quién gana con el caos. La solidaridad con los afectados, especialmente los policías y periodistas heridos, debe ir acompañada de un compromiso para no permitir que la violencia distorsione el espíritu de una fecha tan significativa como el 2 de octubre. La memoria de 1968 merece respeto, no manipulación.
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