Tiene FGR todo para desafuero de "Alito" y secuaces: Noroña
- Karla Hernandez
- 28 ago
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Presidente del Senado denuncia a priistas por lesiones y daños
“Nunca en la historia del Congreso mexicano se había agredido al presidente del Congreso. Nunca. Y la justificación de ´Alito´ es que no le di la palabra. ¿Entonces qué? ¿Si no le doy la palabra tiene derecho a golpearme? Es absurdo”, dice
MARCOS H. VALERIO
Sentado en su oficina, aún con el eco de los acontecimientos de la gresca, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado, no oculta su indignación. Lo que ocurrió en la Antigua Casona de Xicoténcatl, dice, no es solo un ataque personal, sino un hecho sin precedentes que pone en jaque la integridad del Congreso. Mientras relata los detalles, su tono es firme, pero mesurado, como si quisiera asegurarse de que cada palabra resuene con claridad.
“Es un parteaguas. Lo que pasó hoy no puede quedar impune, porque si lo dejamos pasar, lo que sigue es que me metan tiros y digan que es libertad de expresión. Esto es fascismo puro, y no lo vamos a tolerar”, sentencia el senador.
Todo comenzó al cerrar la sesión de la Comisión Permanente. Tras entonar el Himno Nacional, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, líder nacional del PRI, subió al podium y reclamó a Noroña por no haberle dado la palabra durante la sesión.
La discusión apenas iniciaba cuando, según Noroña, “Alito” Moreno lo empujó y le propinó golpes en el rostro. “Apenas alcancé a cruzar palabra, y ya me estaba empujando. Me lanzó golpes a la cara. Mis compañeros me retiraron, pero no paró ahí”, cuenta.
Agregó que, la agresión no se limitó a Noroña. Un trabajador del Senado, Emiliano González, también fue víctima. El campechano, junto con los diputados priistas Erubiel Alonso y Carlos Gutiérrez Mancilla, lo derribaron y dañaron su equipo de grabación en un intento por destruirlo.
“Querían romper la cámara de Emiliano. Esto no es solo un ataque a mí, es un ataque a la institución, al Congreso”, subraya.
Noroña no duda en calificar el episodio como histórico, pero no por las razones que uno esperaría. “Nunca en la historia del Congreso mexicano se había agredido al presidente del Congreso. Nunca. Y la justificación de ´Alito´ es que no le di la palabra. ¿Entonces qué? ¿Si no le doy la palabra tiene derecho a golpearme? Es absurdo”, dice, sacudiendo la cabeza.
El senador ya tiene un plan claro: Presentará una denuncia ante el Ministerio Público federal por lesiones, intento de robo y daño material contra “Alito” Moreno, Alonso y Gutiérrez Mancilla.
“Voy a ir a la Fiscalía con todos los elementos. Creo que esta vez tienen lo necesario para solicitar el desafuero de estos legisladores. No es solo por mí, es porque no podemos permitir que esto escale. Hoy son golpes, mañana quién sabe”, reflexiona.
Lo que más le preocupa es el precedente que esto podría sentar. Según Noroña, la oposición, encabezada por el PRI, ha cruzado una línea peligrosa. “Ya amenazaron con reventar la sesión del 1 de septiembre, cuando toma protesta el nuevo Poder Judicial, y dicen que lo harán con violencia. Están instalados en el fascismo. La violencia no es una opción política, el delito no es una opción política”, sentencia con vehemencia.
Además, señala un detalle que agrava el caso: los diputados Erubiel Alonso y Carlos Gutiérrez Mancilla, quienes lo agredieron, no forman parte de la Comisión Permanente y, según él, ingresaron al recinto sin autorización. “Metieron a legisladores que no debían estar ahí. Alonso y Gutiérrez Mancilla me agredieron físicamente en la presidencia. Esto no es un juego, es una violación al orden”, explica.
A pesar de la tensión, Noroña mantiene la calma al hablar de las consecuencias. Insiste en que no busca una venganza personal, sino justicia institucional. “Que la Fiscalía investigue y determine. Pero creo que hay elementos suficientes para el desafuero. Si no actuamos, ponemos en riesgo la integridad y la vida de compañeros y compañeras. Estos son unos matones, está claro”.
El senador hace una pausa y su mirada se endurece al reflexionar sobre el contexto político. “Hemos dejado correr demasiadas cosas en este país. Agresiones en el Congreso se han pasado por alto, pero esto tiene que cambiar. Hoy debe ser un parteaguas”.
Mientras se despide, Noroña reitera que no aceptará disculpas públicas ni soluciones a medias. “No quiero que me pidan perdón en redes. Quiero que enfrenten las consecuencias de sus actos. La violencia no tiene cabida en la política, y punto”.
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