Derecha mexicana se alinea con EU
- Karla Hernandez
- 14 jul
- 2 Min. de lectura
Reunión en lo oscurito
Embajador Ronald Johnson y Larry Rubin convocan a empresarios, políticos y sociedad civil en un encuentro que despierta sospechas
MARCOS H. VALERIO
En un hotel de Polanco, el fin de semana pasado, la derecha mexicana se reunió bajo el manto del nuevo embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson, convocado por Larry Rubin, presidente de la American Society of Mexico. El evento, cargado de simbolismo, juntó a grandes empresarios, políticos de distintos partidos, miembros de la sociedad civil y profesionistas. Todos, según el discurso oficial, representantes de la derecha.
El encuentro, que incluyó discursos amistosos, intercambio de tarjetas, fotos y cánticos de los himnos de México y Estados Unidos, proyectó una imagen de unidad. Asistentes como el panista Jorge Romero, quien compartió en redes su “gusto” por recibir al embajador junto a Ricardo Anaya, dejaron constancia de la camaradería.
Pero la reunión no fue solo una cortesía diplomática; se dio en un contexto delicado, tras el anuncio de Donald Trump de imponer un 30 por ciento de aranceles a mercancías no contempladas en el T-MEC.
EN NOMBRE DE TRUMP
La relevancia del evento es innegable. Larry Rubin, como anfitrión, consolidó su papel de puente entre México y Estados Unidos, mientras Johnson, con la American Society como aliada, marcó la cancha.
Los discursos, narran asistentes como Sergio Mayer y Christian Toledo, fueron cordiales, pero el embajador no evadió las prioridades de Washington: narcotráfico, migración, armas, fentanilo, control fronterizo y un comercio libre de la influencia china.
Mientras el gabinete mexicano busca, sin éxito, ser escuchado en Washington, y la Presidenta aguarda un entendimiento integral al estilo de Vicente Fox, la reunión de Polanco parece enviar un mensaje claro: la derecha mexicana está lista para alinearse con los intereses del norte.
Hasta figuras como Lorenzo Córdova, señaladas desde el poder como opositoras, estuvieron presentes, alimentando la narrativa de una “avanzada” aliada de Estados Unidos.
Entre promesas de amistad, la música de Esperanza Azteca y un ambiente de aparente armonía, la noche avanzó. Sin embargo, queda la pregunta: ¿qué compromisos se gestaron en lo oscurito? En un México que aún busca respuestas frente a las presiones de Trump, este encuentro podría ser el preludio de una nueva dinámica de poder.
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