Narco, siembra terror desde el cielo
- Karla Hernandez
- 9 jul
- 3 Min. de lectura
Drones, tecnología en la guerra del crimen organizado
Su bajo costo, facilidad de modificación y aparente precisión los han convertido en armas versátiles, cada vez más autónomas gracias a la inteligencia artificial
MARCOS H. VALERIO
Los drones, concebidos como herramientas de la guerra moderna, han encontrado en México un nuevo campo de batalla en manos del narcotráfico, transformando la violencia cotidiana en una amenaza silenciosa y letal que cae desde el cielo.
Cabe destacar que, en conflictos como los de Ucrania, Gaza o el Sahel africano, los drones han redefinido la forma de hacer la guerra. Estas aeronaves no tripuladas, antes monopolio de potencias como Estados Unidos e Israel, hoy están al alcance de al menos 50 países y más de 65 grupos armados no estatales, según reportes de ONG como Drone Wars UK.
Su bajo costo, facilidad de modificación y aparente precisión los han convertido en armas versátiles, cada vez más autónomas gracias a la inteligencia artificial.
“NARCODRONES”: EL TERROR QUE SOBREVUELA MÉXICO
Lejos de los campos de batalla internacionales, México enfrenta su propia pesadilla con los “narcodrones”.
Cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG) han adoptado esta tecnología para espiar, atacar y aterrorizar. Desde 2020, se han documentado decenas de casos en Michoacán, Guerrero y, más recientemente, Chiapas, donde los drones también controlan rutas migratorias y de tráfico de armas.
Los cárteles modifican drones comerciales para lanzar explosivos C4, granadas o artefactos improvisados. Un presunto sicario entrevistado por Ríodoce explicó el mecanismo: “Es como una pinza electrónica. El operador solo pica un botón cuando ubica el objetivo, y suelta la granada, el mortero o una bomba hechiza”.
Estos ataques, que suelen ocurrir de noche, son precisos, difíciles de rastrear y se valen de componentes legales comprados en línea.
El impacto va más allá de los enfrentamientos entre cárteles o contra las fuerzas de seguridad. Los sobrevuelos de drones armados generan terror en comunidades enteras, provocando desplazamientos forzados.
En 2021, el CJNG perpetró más de 100 ataques con drones solo en Michoacán. En abril de 2023, dos agentes estatales resultaron heridos en Aguililla por un dron cargado con explosivos.
En 2024, Chiapas reportó ataques similares, vinculados al control de la frontera con Guatemala.
Cabe destacar que, el CJNG, pionero en el uso de drones en México, ha creado una unidad especializada de “operadores droneros”. Sus miembros, identificados por parches con una calavera y las siglas “CJNG”, graban y difunden videos en redes sociales mostrando lanzamientos de explosivos como táctica de intimidación. Entre ellos destaca ‘Lady Drones’, una operadora señalada como coordinadora de ataques contra el Ejército mexicano.
Los drones no solo sirven para atacar. También son herramientas de espionaje, vigilando rutas de traslado de droga, movimientos de la Guardia Nacional o pueblos antes de incursiones armadas.
Esta sofisticación tecnológica ha elevado el nivel de violencia, mientras las autoridades mexicanas carecen de una legislación específica para sancionar estos ataques.
UN DESAFÍO SIN RESPUESTA
La proliferación de los “narcodrones” expone la vulnerabilidad de México ante una tecnología que no distingue entre civiles y enemigos. Mientras en el mundo se debate el uso ético de drones autónomos, en México la impunidad de los cárteles se refuerza con cada artefacto que cae del cielo.
La pregunta persiste: ¿cómo frenar una amenaza que vuela bajo, sin dejar rastro, en un país donde la violencia ya es omnipresente? Datos clave: Ataques documentados: Más de 100 en Michoacán en 2021; casos recientes en Chiapas (2024).
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