Reaparece Peña; niega sobornos
- Karla Hernandez
- 7 jul
- 2 Min. de lectura
Lo ligan a Pegasus, pero las acusaciones reavivan dudas
Habrían pagado 25 millones de dólares al exmandatario para facilitar negocios con dicha compañía
MARCOS H. VALERIO
Tras meses de mantenerse al margen de los reflectores, Enrique Peña Nieto vuelve a la escena pública para desmentir señalamientos que lo vinculan con sobornos millonarios de empresarios israelíes relacionados con la empresa NSO Group, creadora del controvertido software Pegasus.
Según una publicación del diario israelí "The Marker", los empresarios Avishai Neriah y Uri Ansbacher habrían pagado 25 millones de dólares al exmandatario para facilitar negocios con dicha compañía, conocida por su tecnología de ciberseguridad utilizada en casos de espionaje global.
La acusación, de por sí grave, coloca nuevamente al gobierno de Peña Nieto en el centro de la controversia, reviviendo cuestionamientos sobre la transparencia y la ética durante su sexenio.
En un mensaje difundido en sus redes sociales, Peña Nieto calificó las acusaciones como “totalmente falsas” y “carentes de sustento”, lamentando la falta de rigor periodístico en la nota. “Queda la duda, en interés de quiénes se hace tal publicación”, escribió, insinuando motivaciones ocultas detrás del reportaje.
Sin embargo, su respuesta, aunque contundente, no aporta pruebas concretas que refuten los señalamientos, dejando espacio para la especulación en un contexto donde la credibilidad de su administración ya ha sido erosionada por escándalos previos.
El caso Pegasus no es un tema menor. Este software, capaz de infiltrarse en dispositivos para extraer información sin consentimiento, ha sido vinculado a operaciones de vigilancia indebida en varios países, incluido México, donde se documentó su uso contra periodistas, activistas y opositores durante el gobierno priista.
Las acusaciones de sobornos no solo refuerzan las sospechas de corrupción, sino que también plantean preguntas sobre los mecanismos de contratación y los beneficiarios reales de dichas operaciones.
La reaparición de Peña Nieto, aunque breve, pone en evidencia una constante en su estrategia: eludir el escrutinio público y limitarse a desmentidos que no resuelven las dudas de fondo.
Mientras no se presenten pruebas sólidas que descarten estas acusaciones, el manto de sospecha seguirá cubriendo su legado.
En un México donde la rendición de cuentas sigue siendo una deuda pendiente, este episodio nos recuerda que la verdad, como Pegasus, puede ser esquiva, pero tarde o temprano sale a la luz
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