Últimos pataleos de Salinas Pliego
- Karla Hernandez
- 11 jul
- 2 Min. de lectura
Acorralado por la justicia fiscal, enfrenta un ocaso sin escapatoria
Sabe que el tiempo de las evasiones ha terminado; deberá pagar una deuda fiscal de 74 mil millones de pesos
MARCOS H. VALERIO
Ricardo Salinas Pliego, presidente del Grupo Elektra, parece atrapado en un callejón sin salida. Con una deuda fiscal de 74 mil millones de pesos, el magnate ha optado por la confrontación, desafiando incluso a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con provocaciones que rayan en lo grotesco.
Sus insultos misóginos contra las periodistas Sabina Berman, Vanessa Romero Rocha y Denise Dresser, calificados por Sheinbaum como “inaceptables”, reflejan no solo su desesperación, sino una falta de decencia que no se compensa con su fortuna.
La Presidenta, con la sartén por el mango y el respaldo de las leyes, no caerá en su juego. Sabe que el tiempo de las evasiones ha terminado.
El cerco judicial se cierra sobre Salinas Pliego. El 9 de julio de 2025, el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa falló en contra de TV Azteca, ordenando el pago de 3 mil 527 millones de pesos por impuestos omitidos en 2009.
A esto se suman sentencias previas del 19 y 29 de junio, que obligan a Grupo Elektra a desembolsar 4 mil millones más por adeudos de 2010 y 2012. Estas resoluciones son solo la punta del iceberg: con la reforma al Poder Judicial que entra en vigor el 1 de septiembre de 2025, los días de protección judicial para el empresario parecen contados.
LA DEBACLE NO ES SOLO LEGAL, SINO TAMBIÉN FINANCIERA.
Según Forbes, la fortuna de Salinas Pliego se desplomó un 63.4% en el último año, cayendo de 13 mil 400 millones de dólares en 2024 a 4 mil 900 millones en 2025.
Su deuda fiscal, equivalente a 3 mil 976 millones de dólares al tipo de cambio actual (18.61 pesos por dólar), lo deja con un margen de apenas 924 millones de dólares. Pero el riesgo mayor acecha: el Código Fiscal de la Federación, en sus artículos 108 y 109, advierte que la evasión fiscal puede derivar en delitos graves, castigados con severidad.
Si las autoridades determinan que Salinas incurrió en prácticas como deducciones falsas o ingresos subdeclarados, su futuro podría ser aún más sombrío.En este contexto, las bravatas del empresario parecen un intento desesperado por victimizarse, tal vez buscando un pretexto para proclamarse perseguido político.
Sin embargo, la Presidenta Sheinbaum, con su temple y los instrumentos jurídicos a su favor, no se dejará arrastrar al terreno de las provocaciones. Salinas Pliego deberá rendir cuentas, peso por peso, como cualquier ciudadano.
Y mientras el largo brazo de la justicia se extiende, no sería sorpresa que, como otros políticos y expresidentes, ya tenga reservada una mansión en España para un retiro dorado, huyendo de las consecuencias de sus actos. El ocaso del magnate está en marcha.
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